Eugenia es muy desordenada. Hace mucho lío. Está en su naturaleza y no puede evitarlo, así que está claro que no es culpa suya. De hecho, cuando el papá descubre todo el desorden, ella dice “¡Fue el dinosaurio!”. De repente, aparece un dinosaurio verde que respira fuerte y no la deja leer, le roba las piezas del rompecabezas y, aunque ella se empeña en ignorarlo, el dinosaurio no se aleja ni la abandona un segundo. Eugenia ya sabe qué es lo que tiene que hacer: asume la responsabilidad de sus líos. Y cuando ya han casi terminado de ordenar todo, el dino rompe un portarretratos y, ante la mirada sorprendida de Eugenia, exclama ¡Fue el unicornio! Un cuento divertido y travieso sobre un dinosaurio imaginario y cómo es esto de asumir las responsabilidades y decir “Sí, fui yo”.
