Oso, de Natalia Shaloshvili, es un relato encantador sobre la amistad, la generosidad y los límites personales. Al comienzo, Oso disfruta de sus pequeños tesoros —una galleta, un libro, un globo, su banco favorito— en soledad y con calma. Pero uno a uno, distintos animales se acercan a pedirle algo: un asiento, un bocado, una mirada, hasta su globo. Aunque en su interior se resiste, Oso siempre responde con cortesía y comparte. Hasta que finalmente explota con un gran “¡Aaaaarrrgh!”, dejando ver que incluso los más pacientes también tienen un límite.